martes, 13 de julio de 2010

Made in Giannunzio

El "Flaco" tiene pinta de luchador, pero también de gringo de pueblo, de personaje amigable, de tipo querible. En la cancha promete raspar, jugar, morder, no parece el mismo que se hace amigo de los muchachos rápido a partir de su simpleza.
Oriundo de Longchamps -como su amigo Emiliano Giannunzio- Nicolás Chietino recibió la bendición del "Polaco" número cinco primero para después recibir el visto bueno del otro "Polaco", el DT-Manager del Club Atlético Temperley.
"Llego con mucha ilusión, con muchas ganas por la posibilidad que se me presenta de volver al futbol argentino porque me fui muy joven", comenta el "Flaco", que se inició futbolísticamente en Argentinos Juniors donde hizo inferiores desde 1996 hasta 2003.
"Ahí surgió la chance de irme a España justo cuando en Argentinos no iba a poder hacer contrato profesional porque había muchísimos jugadores. Y no me arrepiento de haber ido porque pude sumar en lo económico, pero ahora la prioridad es lo deportivo y agradezco esta posibilidad que me da Temperley porque quería tener una experiencia en Argentina. Espero estar a la altura de las circunstancias", dice sereno en su charla con Intercele.
Chietino, de 28 años, jugó en el Racing de Ferrol consiguiendo un ascenso a Segunda A, luego en el Algeciras, Melilla y Unión Sportiva Marbella, club del cual proviene. "Seguro que el nivel de acá debe ser mucho más exigente, pero allá también se pone mucho. No es lo mismo la Liga de las Estrellas que el Ascenso en España, que es mucho más áspero", tiró.
¿Y de dónde viene su amistad con Giannunzio? "Con el Polaco somos íntimos amigos. Jugábamos al fútbol desde los 6 años juntos en la Soc. de Fomento Castelli (integró junto con su compadre una 82 que fue cinco veces campeona en el baby de ADIAB), vivíamos a pocas cuadras y pasábamos mucho tiempo juntos. Ahora se dio que a él lo quisieron traer pero tenía lo de Talleres entonces me recomendó a mi. Se que le dio un video al técnico, me vio y arreglamos todo", cuenta.
Dabrowski lo imagina como "guerrero" de un tandem de batalla junto a Lucas Hure, uno de los referentes del plantel que está recuperando con la pretemporada su mejor forma. Si los dos rinden en buen nivel seguro que el Cele tendrá un mediocampo de referencia en la divisional.
Ahora, Nico quiere seguir los pasos de su amigo que dejó un buen recuerdo usando la "5" celeste. "Temperley es un equipo que como mínimo tiene que estar en el Nacional B, está en esta división por cosas del fútbol. El Polaco me contó que la gente es fiel, que lo sigue y espero poder ganarme el cariño de ellos. El campeonato pasado seguía el ascenso por internet, vi que Temperley de a raros animó el torneo y creo que con la base del club más los refuerzos podemos hacer algo importante. Es una categoría difícil pero se está armando un grupo con hambre, con ilusiones y eso a veces tiene más fuerza que un plantel repleto de figuras", reflexionó.
Llega la hora de conocer más profundamente a los compañeros en San Vicente donde el plantel pasará una semana a modo de concentración. Chietino llegó sin un nombre fuerte pero espera escribir su historia para que el fútbol de los pibes de Castelli le siga rindiendo frutos al Gasolero.

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