Pese a que en este momento nos encontramos en un club dividido por las próximas elecciones, sigo pensando que el único camino que tiene el Club Atlético Temperley para retomar su senda de crecimiento y grandeza es uniendo a toda su gente detrás de un proyecto común.
Más allá de la capacidad de organización y trabajo que esto requiere, creo que hay una premisa básica para poder llevar esto a cabo: Terminar con las estupideces.
No puedo explicar el motivo, no sé si sucede lo mismo en otros clubes, pero una de las características de nuestro querido Club Temperley es que todo el mundo es enemigo de todo el mundo. Todos sienten que tienen, a la vuelta de la esquina, gente que no los quiere, y a su vez, tienen una larga lista de gente con la que dicen, “con ese no me siento ni a tomar un café”.
¿Cómo nace esto? Muy simple, por carácter asociativo.
Hay enemistades ancestrales, que tienen muchos años y todavía se mantienen, incluso algunos de los involucrados les cuesta explicar el motivo que la generó, también hay enemistades relativamente nuevas, por dichos o procederes de algunas personas, que las enfrenta, en un cambio de ideas, diferencias en formas de resolver una situación etc. y esto tras pasar por el terreno personal, se transforma en una enemistad.
Hasta ahí, todo normal en cualquier tipo de organización social donde este tipo de situaciones suceden cotidianamente. Pero.. en Temperley esto se magnifica hasta límites extremos e insostenibles.
Resulta que si una persona se hace de un “enemigo” a partir de allí comienza a considerar a todos los amigos de su enemigo, enemigos también. Los vecinos, los parientes, los que tienen buena relación, los que viven cerca, los que hablan alguna vez en la platea o en la tribuna ven el partido con El, todos son enemigos. Incluso, en el extremo de la estupidez, si ese “enemigo” hace declaraciones a la prensa, el periodista que lo entrevista, y el medio en el cual fueron publicadas esas palabras, también son “enemigos”.
Me cuesta encontrar otra palabra más adecuada que Puterío, y con perdón de las prostitutas, para describir esta situación.
Con toda la gente con la que he hablado sobre el tema Proyecto de Club común respaldado por toda la gente, en los últimos tiempos coincide con el párrafo inicial de esta nota, en forma casi unánime. Incluyendo a candidatos del oficialismo y la oposición actual.
Desgraciadamente, mucha de esa gente (afortunadamente, no toda) sigue considerando “enemigos” a otra gente dentro del club por los motivos descriptos.
A todos los que, de la boca para afuera, hablan de Proyecto de Club, proyecto general etc. Les digo, ¿Piensan que es esto posible, si cada vez que se habla de armar un grupo de trabajo, comenzamos, cada uno de nosotros a plantear nuestras “objeciones” sobre con quien nos sentaríamos, y con quien no?
Les respondo yo. Si persistimos en este tipo de actitudes, un Proyecto de Club Consensuado, no es una utopía, es un imposible.
Por ende, si alguna vez alguien, se dispone a organizar, convocar, desarrollar etc. Un Proyecto de Club, para que todos nos encolumnemos detrás y construyamos un club deportivamente grande, y socialmente útil, debería fijarse como premisa, terminar con las estupideces.
Y a partir de allí, comenzar a trabajar en serio, de lo contrario, ni tiene sentido intentarlo: Es perder el tiempo.
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