Llegado al club como arquero inicialmente titular, luego suplente, Jorge Vivaldo decidió aceptar el desafío de reemplazar al escapado Vicente Stagliano en plena marcha del campeonato anterior. Sin antecedentes como técnico pero con una vasta trayectoria como futbolista los dirigentes decidieron en su momento apostar por El y luego le ratificaron la confianza al inicio del presente torneo.
El equipo, como es de público conocimiento, tuvo rachas buenas, y de las otras. Hoy, en la octava posición, pugna todavía por lograr un puesto entre las escasas cuatro plazas para el Reducido. A lo largo de todo este campeonato, en su actuación pública también ha tenido momentos felices, y de los otros. Aportando en algunos casos tranquilidad y experiencia personal, y en otros mostrando su inmadurez como conductor técnico de un club como Temperley.
Sin embargo, no es el objeto del presente artículo juzgar a Vivaldo como Director Técnico. En un mundo sumamente cruel como el del fútbol, serán los resultados quienes se encarguen de hacerlo.
La frase que nos ha quedado grabada y sobre la cual quisimos escribir es las que dicen muchos: Casi al pasar, incluso aquellos que quieren descalificarlo, suelen decir “Es un buen tipo pero..”
Quien esto escribe, nunca ha tenido la oportunidad de cruzar dos palabras con Vivaldo, incluso algún periodista de este medio ha tenido algún cruce poco amistoso con el DT Celeste, por algún error de interpretación de algún comentario futbolístico., por eso me siento libre de opinar en este punto. Hemos hablado con mucha gente que lo conoce y en general, en forma casi unánime, incluso quienes no lo valoran como DT, destacan su calidad humana.
Esto no es poca cosa.
Queríamos escribir esta nota cuando todavía los fríos números de la tabla de posiciones no dieran su dictamen. Con el “Diario del Lunes” a la vista, muchos emitirán sentencia, e incluso lo condenarán si fracasa. Puede suceder incluso que no deje huella alguna como DT, sin embargo muchos conservarán esa imagen positiva personal, como un valor a recordar.
Comparado Vivaldo con técnicos muy reputados y “exitosos” que tras su paso por Temperley demostraron virtudes varias pero una calidad personal, cuanto menos, dudosa, el actual DT sale ganando, al menos para quienes tenemos una escala de valores en la cual, la calidad humana se encuentra entre las virtudes más importantes.
Si Vivaldo no puede revertir esta situación y debe abandonar el club tras un fracaso deportivo, su imagen personal positiva no le cerrará definitivamente las puertas en Temperley. Quizas en unos años, cuando el ex arquero haya acumulado más experiencia en esta función pueda regresar y tener un segundo ciclo exitoso.
Esto es tan factible como el hecho que otros, por más pergaminos que acumulen, nunca más se pondrán el buzo Celeste.
Porque ser mal tipo, tampoco es poca cosa.