¿Se puede jugar peor?.
Nos hicimos esta pregunta una y otra vez tras el partido jugado el fin de semana pasado en Jáuregui, tras una demostración muy pobre del Celeste.
Frente a Atlanta, se mejoró en actitud, pero desde lo futbolístico el Celeste volvió a ser un equipo sin ideas ni claridad. Generó jugadas de riesgo en base a empuje, pero nada se había mejorado.
El día de hoy, se tocó fondo.
Flandria, dentro de todo, mostró algún criterio futbolístico. Atlanta pese a su actitud de equipo chico, muestra el pergamino de todos los puntos ganados en el torneo. El rival del hoy, con serias limitaciones en todas sus lineas, fue ampliamente superior al Celeste, y le ganó por hacer mas goles, pero también en materia futbolística y de actitud.
Trataremos de no hacer leña del arbol caido, pero también de describir exactamente lo que vimos.
Temperley no arrancó mal el partido. El local trató de llevárselo por delante, pero con Núñez (el mejor dentro de la medianía en la etapa inicial) y Quevedo muy sueltos, pues Orfila no daba abasto para detenerlos, el Celeste tenía las contras servidas para convertir.
A los cuatro, se escapa Núñez, entrando al área cede a Impallari quien remata fuerte mano a mano con el arquero , pero este logra tapas. A los '8 un tiro libre de Quevedo se va cerca.
Transcurridos los diez minutos de partido, para el Celeste todo terminó. La pelota pasó a ser dominio exclusivo del local y el arco de Perull quedaba a una estancia de cualquier posibilidad de aproximacion.
El local manejaba las acciones a su antojo. Desde el criterio para distribuir de Orfila, el ida y vuelta de Vinaccia que le ganaba su duelo a Carreira, y la movilidad de Villalba superaban a un mediocampo sin criterio para cortar o al menos intentar interrumpir los circuitos ofensivos.
Sin embargo este dominio, apabullante por momentos, no se traducía en jugadas de peligro. El momento de Katip (quien lo ha visto, y quien lo ve..) y la falta de criterio futbolístico hacía que todas las pelotas terminaran en centros cruzados favoreciendo a la defensa Celeste que, sin jugar bien, se las arregló en esa etapa para sacar todo. Apenas un cabezazo de Vinaccia generó alguna inquietud.
Temperley era intentar la contra pero sin criterio. La pelota no le llegó mas a Núñez, Quevedo estuvo desaparecido y los delanteros jugaban a los autitos chocadores, sin buscarse entre ellos.
Suarez era el dueño absoluto del partido. La cancha parecía inclinada. En diez minutos tuvo dos claras, primero un desborde de Vinaccia que terminó en un fuerte remate muy bien atajado por Crivelli, y luego un remate de Aquino que supera al arquero Celeste pero Ariel Mendoza, milagrosamente, salva en la linea.
Temperley era un desorden absoluto. Mendoza y Michelli comenzaron a alternar posiciones, Carreira, llevado a la rastra por Vinaccia, terminó jugando casi de marcador de punta (recordemos que en inferiores, este chico era delantero..), los centrales dudaban entre salir o esperar y del medio hacia adelante, todo eran pases a los contrarios, y corridas individuales sin sentido.
A los '10 la primera sorpresa. Barrela lo saca a Núñez y pone al chico Lopez (apenas unos minutos en primera división antes de esto). Podemos entender este cambio solo desde la explicación de una lesión pero si bien no era un buen partido del ex Estudiantes, pensamos que había no menos de cinco o seis jugadores en la cancha que estaban jugando peor.
El partido seguía siendo un monólogo del local al cual cada vez le costaba mas generar situaciones de peligro. Un serio error defensivo del Celeste le dio la posibilidad de festejar.
Un centro de Villalba desde la derecha encontró solo a Aquino en el área chica y el volante local ( 1mt cuarenta en puntas de pie) de cabeza y sin oposicion alguna marcó la apertura.
El modo en que estaba jugando Temperley no nos daba la mas mínima esperanza de poder arrimar, siquiera a generar situaciones de gol.
Sin embargo, el local también mostró porque venía de perder dos partidos por goleada. Bastaron un par de desbordes de Escalante (ingresado por Quevedo), para que comenzaran las dudas. Sobre los '40 un centro de Escalante fue conectado de primera por Impallari y la pelota le sacó astillas al travesaño, apenas alto.
Con nada, el Celeste trataba de inquietar. Un largo y llovido centro de Michelli que en cualquier defensa normal hubiera sido un fácil rechazo generó un grueso error del arquero Perull que manoteó el aire frente a la carga de Salomón y la pelota le quedó a Virardi quien empató el partido. Iban 42' del segundo tiempo.
Sabemos que desde lo estadístico, un empate o una derrota a esta altura del campeonato no cambia demasiado, Temperley necesitaba ganar, pero hay caminos y caminos para ir a buscar el triunfo. Con un rival desesperado que dominó todo el partido y se quedaba con un solo punto, pensamos, que la actitud mas inteligente hubiera sido la de agruparse, y tratar de ganarlo de contra especulando con ese apuro.
Igualmente, aunque no se hubiera dado la contra, en un partido donde no se dio nada y se habia jugado decididamente mal, el punto con un gol casi en la hora servía para levantar en lo anímico. Al menos esta es nuestra opinión.
El técnico no lo entendió así. Con Soler e Impallari en la cancha, mandó insólitamente a Rodrigo Salomón a pararse entre los dos centrales locales, casi como un nueve "bis".
Temperley avanzaba con las limitaciones de todo el partido y el rival, jugando de contra, tuvo el espacio necesario para ganarlo. En la última jugada del partido, tres atacantes contra tres defensores, trajo desde la mitad de la cancha la pelota Villalba, Mendoza dudó entre cortarlo o cuidar sus espaldas y le dio el metro justo para que sacara un fuerte remate que venció a Crivelli. Dos a uno y no hubo tiempo para mas.
¿Fin de un ciclo?, no lo sabemos. Mientras estamos escribiendo esto, las noticias son contradictorias.
Sea lo que fuere lo que suceda podemos decir que nos gustan mucho mas los equipos en los cuales cada jugador juega en su posición natural. Si al hecho que contamos con un plantel corto y desbalanceado en algunas posiciones, le sumamos como dificultad que tres o cuatro jugadores deben jugar fuera de su puesto natural, todo se hace demasiado cuesta arriba. A esta altura, casi podemos decir, sin meta a la vista.
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