sábado, 29 de septiembre de 2007

Triunfo del corazón

Comentario del partido entre Temperley 1 - Los Andes 0 jugado el Sabado 29 de Septiembre de 2007 en el Beranger


Muy festejada victoria en el Beranger. Un desahogo para la gente Celeste que venía de golpe en golpe en una campaña en la cual no se encontraba el rumbo. El equipo no encontraba respuestas desde los futbolístico y necesitó que lo desafíen, si se quiere que lo menosprecien para sacar fuerzas desde donde incluso no sobraban y pudiera llevar a cabo una producción que mas allá del resultado, produjo una gran conformidad en toda la concurrencia.

La sensación que tuvimos fue que las respuestas que no se encontraban en lo futbolístico comenzaron a encontrarse desde lo anímico. Con Emiliano Giannunzio de abanderado el equipo que salió, literalmente, a comerle el hígado al rival. En la primera jugada del partido tuvimos una señal de lo que iba a suceder durante los noventa minutos. Martín Castagnino, quizas el mejor jugador en los antecedentes del visitante, trató de parar una pelota sobre la punta izquierda de su ataque sobre la raya y Diego Rodríguez lo estampó con un topetazo contra el alambrado. Fue la última vez que Castagnino trató de parar una pelota, luego la tocaba de primera o pegaba unos saltos como un gamo, cada vez que los volantes Celestes iban a "rasparlo".

Temperley en defensa salió con una línea de cuatro, que cuando Luppino desbordaba por izquierda y lo corría Molina, se transformaba en una línea de cinco. A los dos minutos del primer tiempo una indecisión entre Sosa y Salomón produjo un tiro libre en la puerta del área que ejecutó Luppino y atajó con los puños Crivelli. Fue el único error defensivo del Celeste en todo el partido.

La pelota la manejaba un poco mejor el visitante, pero con mucha actitud el mediocampo del Celeste comenzó a presionar a los volantes del equipo de Lomas que perdían en cada pelota dividida. Temperley recuperaba y trataba de salir de contra con Mariano Luztky que con mucho sacrificio peleó cada pelota y complicó a sus marcadores.

Los Andes con juego no llegaba, en un centro Natalicchio remató alto desde buena posición, en la contra el Celeste era mucho mas peligroso, una escapada de Núñez produjo un mano a mano de Lutzky quien trató de cambiarle el palo al arquero, la pelota pegó en el poste y salió.

El partido no tenía muchas llegadas pero la defensa Celeste la pasaba un poco mas tranquila que la visitante.

Con la fórmula de todo el partido Temperley llegó al gol, presión sobre la defensa, Sardi que se equivoca, Núñez cruza para la izquierda por donde entraba solo Quevedo, el ex Estudiantes frente a la salida de Aguirre, se la pone por arriba de la cabeza al segundo palo en una excelente definición. Uno a cero.

En el final un tiro de afuera de Luppino fue bien contenido por Crivelli.

Temperley pudo haber definido el partido en los primeros quince minutos del complemento. No exageramos si decimos que el Celeste tuvo cinco situaciones claras de gol, algunas increibles como el mano a mano de Lutzky que salvó Aguirre y la que el mismo Lutzky marró por arriba del travesaño solo en el area chica y con el arquero vencido tras un centro de Luis Rodríguez. Maxi Núñez tuvo otras tres que fueron contenidas por el arquero visitante o se le fueron apenas desviadas.

Los Andes estaba descontrolado en defensa, y la falta de serenidad de los delanteros locales le impidieron ampliar la diferencia.

Tras este aluvión de Temperley, el partido se hizo cortado y sin situaciones.

Mucho fue lo que se habló en la semana tras la lesión de Mendoza sobre quien debía ser el arquero Celeste. Con todo respeto para con Federico Crivelli quien tuvo una correcta actuación, fue tan mediocre lo del visitante en los últimos treinta minutos del partido en ataque que podría haber jugado el arquero de la novena y hubiera sido lo mismo.


Salvo algunos centros cruzados sobre el área, bien rechazados por la defensa local, y un remate sobre el travesaño del ingresado Avalos en el final del partido, no hubo situaciones de gol del visitante ni acciones que inquietaran a Crivelli.

En Temperley, el cansancio de Quevedo y Luis Rodríguez hicieron que los delanteros quedaran un poco aislados y tampoco llegó mas.

Como decíamos al principio, un final muy festejado, en parte porque enfrente estaba el clásico rival, pero sin dudas, la mayor satisfacción de la gente fue por haber tenido un equipo que dentro de la cancha defendiera nuestra camiseta, con tanta dignidad.

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