Con un marco espectacular por parte de ambas parcialidades, Temperley cayó en Lomas frente a Los Andes por 2 a 1 y se despidió de toda chance de acceder al Reducido por el segundo ascenso al Nacional B. Daniel Vega, en dos oportunidades, marcó para el Milrayitas, mientras que Fernando Pasquinelli descontó sobre el final para el Celeste. Tarde triste para el Gasolero, que venía embalado por sus resultados recientes y ahora deberá pensar en el futuro; los de Lomas de Zamora festejaron en un clásico que, por suerte, finalizó sin incidentes.
Y un día, el sueño terminó. Justo ante el equipo que menos queríamos despertarnos de esa onírica ilusión que era meternos en el Reducido de atropellada y agigantarnos ante cualquier posible rival. Algunos dirán que Temperley no juega bien y que los últimos resultados se dieron en gran medida por esa suerte que tantas veces nos fue esquiva; la realidad marca que José Barrella no es un salvador, ni mucho menos un mago. Asumió en un estado de emergencia total, post renuncia de Ricardo Zielinski y la Sub Comisión de Fútbol, y con severas modificaciones en cuanto a nombres en el once titular dio un golpe de timón que nos llevó a ilusionarnos. Una inédita victoria en Rosario, donde Temperley ligó como hacía rato no lo hacía, y un triunfo sobre el límite ante el Pincha de Caseros nos entusiasmaron al punto de llegar a ser ilusos e ingenuos al por mayor.
Hoy, que el Celeste se jugaba la ropa de la clasificación, el equipo careció de esa actitud que tanto lo diferenciaba desde la llegada del Tano. Además, claro está, un detalle que no es menor: hoy Temperley jugaba contra Los Andes, y al parecer, algunos jugadores no supieron entender la magnitud de tamaño acontecimiento. En el primer tiempo los de Lomas de Zamora entendieron el partido como lo que era, una exigencia, y pusieron contra las cuerdas al Cele, que no cruzaba la línea media con pelota dominada durante prolongadas lagunas de tiempo. El nerviosismo de algunos chicos, no ayudaba a la causa de Temperley: cada ataque del local finalizaba con una pelota al área de Crivelli o con un tiro libre cercano al rectángulo defensivo. Luego de algunos avisos, llegó el momento del derrumbe. Martín Castagnino atravesó el costado izquierdo de la defensa y cuando ya se encontraba en condiciones de fusilar a Fede, Abraham lo cruzó abajo. Penal y gol de Daniel Vega, símbolo del capitalismo lomense.
El Celeste intentaba sin demasiada suerte –ni ideas- torcer la historia, y sólo emitía cierto grado de peligrosidad cuando Yegros lograba sacarse algún hombre de encima. El individualismo de Rodrigo Stalteri sólo entorpecía cada ataque, y Caballero se cansaba de picar al vacío, buscando pelotas que jamás le llegaban. El Indio Núñez pudo proyectarse en un par de ocasiones, pero sus envíos no alcanzaban ninguna cabeza salvadora. El entretiempo era el pretexto ideal para un lavado de cabeza por parte de Barrella; mezclar y barajar de nuevo, pero con un gol adentro.
Con el ingreso de Luis Rodríguez en lugar de Gustavo Núñez desde el primer minuto del complemento, Temperley lograba mejorar su producción ofensiva, ya que Juan Cruz Nieto se decidió a atacar por la banda zurda. Sus conexiones con Elio Yegros generaban poco a poco más espacios, y Los Andes sólo podía remitirse a salir de contra. Barrella mandó a la cancha a Fernando Pasquinelli, autor del tanto agónico con el cual el Celeste llegaba vivo al Gallardón. Quizás, su inclusión en el once inicial de hoy, con la confianza renovada y con ganas de devolver algo de lo que recibió, hubiese sido lo más acertado. Sólo quizás, porque la obsecuencia no suele ser dulce. Apostado totalmente al ataque, y por ende desbalanceado en defensa, Temperley acechaba a Los Andes con más ganas que ideas, pero le alcanzaba para enmudecer a la parcialidad que ocupó el sector local del Estadio. Cuando el empate comenzaba a caer por decantación, Lomas liquidó el pleito: otra vez el goleador Vega se encontró cara a cara con Crivelli y definió exquisitamente con el revés del pie derecho. El lustro de minutos restantes no ofertaban ninguna esperanza, pero una falta sobre Pasquinelli en el área local le permitió al propio ex jugador de Talleres (Cba) acortar las distancias desde los 12 pasos.
El empate que nunca llegó, el aplauso final en reconocimiento a la entrega, más alguna cargada entre hinchadas fue todo lo que dejó este clásico para Temperley. Clásico que, por cierto, sólo sirve para la estadística, ya que ninguno de los 2 conjuntos tiene chances de discutir un posible ascenso. Sí, en la tercera categoría del Fútbol Argentino, ni Temperley ni Los Andes (verdaderos grandes del Ascenso) luchan por nada, lo cual marca la tendencia que nos cachetea una y otra vez al hablar sobre nuestra grandeza: si entendiéramos de una buena vez que los verdaderos protagonistas de este bendito deporte son los 11 que salen a la cancha, y no nosotros, que somos los genuinos motores de este engranaje, al momento de criticar, aportar o solucionar, todo sería más simple. Mientras tanto, sigamos hablando de las 7 mil personas que, ilusas ellas, fueron a buscar algo que nunca existió.
DT: Mario Rizzi
TEMPERLEY 1: 1- Federico Crivelli, 2- Diego Rodríguez, 3- Gustavo Núñez, 4- Lucas Abraham, 5- Juan Cruz Nieto, 6- Héctor Virardi, 7- Sergio Escalante, 8- Elio Yegros, 9- Pablo Caballero, 10- Rodrigo Stalteri y 11- Emiliano Gianunzio.
DT: José Barrella
GOLES: Vega x 2 (1 de penal) (LA); Pasquinelli (de penal) (T).
CAMBIOS: L.Rodríguez x Núñez, Pasquinelli x Abraham y M.Ramos x Escalante (T); Tridente x Castagnino, Colliard x Bustamante y Villán x Acosta (LA).
AMARILLAS: Abraham y Stalteri (T); Acosta, Ruiz Díaz y Molina Ríos (LA).
ROJAS: No hubo.
ARBITRO: Pablo Zechillo (Pésimo).
CANCHA: Los Andes (Buena).
PUBLICO: 12000 personas.
FEDERICO BENENCIO
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