martes, 20 de mayo de 2008

Temperley se disfrazó de verdugo en el triunfo ante Sarmiento

Temperley logró un triunfo por 2 a 0 sobre la hora cuando todo parecía que marchaba inexorablemente a un empate en cero, con goles de Deríca y Nuñez. Justo triunfo de un equipo que siempre propuso atacar a otro, que con medio pie en el Reducido sólo quiso cuidar el punto que lo clasificaba.

Las posiciones en la tabla indicaban que había una diferencia de 10 puntos entre los equipos, que ambos venían de empatar ante Comunicaciones y que uno dependía de si mismo para clasificar al Reducido mientras el otro lo veía de lejos. Así estaban Sarmiento y Temperley.
El Verdolaga sabía que sólo tenía que empatar para lograr subirse al tren de los 8, también sabía que Temperley no tenía nada que perder, lo cual lo hacía un rival doblemente peligroso. Y esto se plasmó desde el arranque en el césped del Beranger.
El celeste tomó la iniciativa, utilizaba la salida rápida con pelotazos cruzados a Soler y Ceríca, ambos pelearon todas y cada una sin darse por vencidos, que partían de los pies de Molina y de un errático Pajón, quien terminó siendo reemplazado al inicio del segundo tiempo.
En tanto Núñez se mostraba movedizo, inquieto, tanto por derecha como por izquierda, ya que promediando el primer tiempo trocó posiciones con Quevedo, que se lo vio deambulando, sin ocupar posición de ataque o defensiva alguna, como si no encontrara su lugar en la cancha.
A los 10 minutos, el mismo Nuñez, elaboró una excelente jugada, tras dejar atrás a Fernández, que terminó con un violento remate desde la derecha, pero que, caprichoso, el travesaño devolvió hacía afuera, cuando la lógica de ese tipo de jugada indica que el pique termina por inflar la red. Mala suerte que le dicen. Demasiada.
Hasta los 25, en que Soler sacó un violento remate –desde una posición similar al gol que le convirtió a Comunicaciones- y que Burela salvó espectacularmente cuando la pelota se colaba en el ángulo, Temperley contó con 4 chances claras de romper el 0 en el marcador.

¿Sarmiento?, muy poco. Intentaba desbordes por izquierda aprovechando la velocidad y atrevimiento de Martínez, ya que Pajón no lograba retomar con velocidad posición defensiva relegando toda esa tarea a Sosa –tuvo que recurrir a la falta por momentos- y obligando a que la defensa se tenga que cerrar sobre la derecha. Pero estos ataques terminaban diluyéndose por la línea de fondo o en las manos de un seguro Crivelli, que respondió siempre que lo exigieron.
Apenas probaban de afuera Díaz o Lo Bianco.

Sobre el final del primer tiempo, otra chance clara para Soler que tapa nuevamente Burela, quien se estaba convirtiendo en el artífice de que Sarmiento siguiera con el arco en 0.
A los 45, cuando todo indicaba que el árbitro pitaba el final del partido, Sosa en, acaso el único error que se le puede reprochar a este excelente defensor, una jugada casi sin mayores problemas tomó a un jugador de Sarmiento y el árbitro lo expulsó por doble amonestación. La primera roja que ve en su carrera el defensor que se fue lamentado por lo acontecido.

Para Temperley el panorama no pintaba alentador en el segundo tiempo: un jugador menos, desperdiciadas oportunidades de gol como ante Comunicaciones –que se pagaron con un injusto empate-, el nerviosismo de la gente.
El Tano Barrella realizó el cambió de Micheli por Pajón, que se retiro con un golpe en el tobillo derecho, e intentó jugar de contra.
Con uno menos Temperley, Sarmiento se animó. Ataco por los laterales, por el centró y probó desde afuera, sin embargo; cada ataque que propuso el equipo juninense chocó con la seguridad de Crivelli. En el medio Giannunzio no lograba frenar todos los ataques y Molina debía subir y bajar constantemente, sumado a que Soler con Ceríca debieron fabricarse los espacios para atacar, ya que no eran abastecidos.
A los 21, una terrible falta de Llamas sobre Fernando Soler, fue percibida por el árbitro Derevnin, quien dirigió de lejos lo que provocó que se equivocara en más de una ocasión y tuviera que ser socorrido por los líneas. Doble amarilla y a las duchas.
El partido se ponía en igualdad de condiciones y bajo esas circunstancias el Celeste ya había mostrado ser superior al visitante.
Algo que se percibió con el correr de los minutos tras la expulsión, era la necesidad de un cambio, ya que el equipo empezó a declinar en el rendimiento y por momentos parecía no tener brújula alguna. Y cuando se pensaba en esa variante ocurrió otro error en el fondo.
A los 30 minutos del segundo, Martínez salió a tapar y en lo que se interpreta como un acto reflejo, estiro el brazo cometiendo una inapelable falta sobre el delantero verde. Penal para Sarmiento, que estaba a 12 pasos de asegurarse el pasaje.

Pero Crivelli, que había estado preciso en todo el partido, acertó a dónde iba el remate de García. Luego el propio Martínez, enmendando su error, salvó tirándose a tapar el remate de Cigogna tras el rebote del 1.
Fue una inyección anímica. De ahí en más Sarmiento fue preso de su miedo y de los desbordes del Celeste.
Y cuando se moría el partido, cuando todo parecía indicar que se igualaba, cuando todo parecía indicar que toda la alegría iba a ser visitante, cuando parecía que esas 3 personas que rondaban detrás del banco de suplentes local iban a poder insultar, tras esperar 90’, para poder hacerlo, apareció Ezequiel Ceríca, el hombre que se erró EL gol de campeonato ante Comunicaciones, y la empujó al gol. Sobre la hora se desató la locura de los hinchas que desafiaron al frío, que poco les importó que fuera día laboral, que Temperley no clasificara al tan mentado Reducido, allí estaban ellos, gritando el primer gol del delantero proveniente de Necochea, que hace apenas un par de encuentros se tornó titular.

Sin embargo, había más.

Derevnin y su pésimo arbitraje concedieron de prorroga 2 minutos más y un tiro libre a favor de Sarmiento, lo que hizo que hasta Burela fuera a buscar el empate de cabeza.
El principio del fin.
Un rebote que toma Maxi Nuñez en ¾ de campo propio y una carrera que empieza con rumbo al arco visitante, con un Luís López –ingresó por Soler-que acompañaba por el medio, seguido de atrás, muy atrás, casi como una mancha blanca en el verde césped del Beranger, en una endemoniada, pero inútil carrera, por Burela para evitar lo que fue, en cada metro que avanzaba, un gol que parecía no llegar más. Hasta que apenas unos pasos dentro del área grande Maxi le dio de derecha para sellar un emocionante, un emotivo y vibrante final por 2 a 0, no sólo mostrando que Temperley cuando quiere, puede sino también amargándole de momento la clasificación al timorato Sarmiento de Junín.

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