lunes, 2 de noviembre de 2020

El Club es de los socios

 Parece una afirmación absurda y redundante por lo obvia, pero siempre es bueno recordarla porque hay épocas en las cuales algunos conceptos tienden a convertirse en borrosos y para algunos hasta en confusos.

El Club Atlético Temperley es una Asociación Civil sin fines de lucro y sus dueños son sus socios y socias. Las reglas, derechos y obligaciones de cada uno de sus órganos e individuos han sido decididas por los dueños del club en un documento llamado "Estatuto". Este Estatuto, como sus modificaciones es votado y aprobado  en una Asamblea Extraordinaria. No existe otro modo de modificarlo, solo los socios  y socias pueden hacerlo.

Como es materialmente imposible que toda la masa societaria administre el club en el Estatuto se han creado órganos y funciones que colaboran en dicha tarea. Es la Comisión Directiva y sus miembros los encargados de administrar el club por el período de tiempo que el Estatuto determina (Actualmente dos años).

Pasando en limpio. Los dueños son los socios y socias. Estos delegan durante un par de años la administración de su club en una Comisión Directiva. Esta tiene ciertas libertades de manejo pero por todo lo realizado con una periodicidad determinada deben rendir cuentas a los dueños sobre su administración. Debe quedar bien claro que los socios y socias delegan solo la administración, no la titularidad. 

Por otra parte las reglas de juego decididas por los dueños del club en el Estatuto solo pueden ser cambiadas por ellos mismos, no por quienes coyunturalmente ejercen la administración. Pero puede suceder que en el ejercicio de la administración quienes integran la Comisión Directiva o cualquier otro grupo de socios o socias determinen u opinen que uno o mas artículos del Estatuto han quedado desactualizados anacrónicos obsoletos o es poco práctica su aplicación. Asimismo pueden pensar que ciertos cambios mejorarían el funcionamiento del club.

En este caso el camino es simple, se convoca a los dueños del club, los socios y socias, a una Asamblea Extraordinaria y se les explica las razones de la propuesta de cambio. Estos deliberarán y finalmente votarán punto por punto las propuestas. De lo que aquí se determine surgirá el Estatuto del Club, eventualmente modificado, a partir de esa fecha. No hay otro camino. No se puede violar el Estatuto "a cuenta" de una futura decisión de Asamblea.

La violación unilateral de alguno de los artículos del Estatuto por parte de un socio o socia puede ser denunciada por cualquier otro socio o socia al Tribunal de Disciplina del Club y no obteniendo respuesta  se puede elevar la denuncia a la Inspección Provincial de Personas Jurídicas de la Provincia de Buenos Aires.

El Tribunal de Disciplina del club, en caso de verificar la denuncia puede ir desde el apercibimiento hasta la expulsión de el o los socios o socias que no cumplan el Estatuto. La IPPJ puede desde llamar la atención a la Institución y en caso de reiteración de violaciones hasta determinar su intervención y llamar a nuevas elecciones. 

El Estatuto del club marca las reglas de convivencia de toda la masa societaria del club. Se pueden tener diferencias de estilo, de como administrar el club, sobre como manejar el futbol, las actividades, las obras, como comunicar a los socios etc. No puede haber diferencias sobre si se respeta o no el Estatuto. El Estatuto se cumple siempre y en todos los casos, no es algo opinable.

No respetar el Estatuto no es despreciar la opinión de un grupo o persona, es despreciar lo determinado por todos los socios y socias del club en Asamblea. Por eso recordemos siempre, en cada situación quien es el dueño del club y cuales fueron las normas que estos decidieron para su normal funcionamiento.

Nueve años atrás (ver foto) hubo una CD que decidió no respetar el Estatuto y terminó muy mal.

Como decíamos al principio parece una obviedad tener que repetir conceptos, pero en todos los casos siempre es preferible escribir como son las cosas antes de caer en una lluvia de denuncias que arruinarían el clima de pacífica convivencia que hoy vivimos. El que avisa no traiciona.

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