Me gusta jugar al fútbol.
Me gusta mucho jugar al fútbol.
Pero como será de duro el asunto
que hasta en los sueños
soy maleta jugando.
Nunca soñé con una vuelta olímpica
ni me desperté en andas.
No, eso nunca.
Lo que sí,
por lo que me acuerdo después de tantos despertares,
soy algo así como el hincha de los sueños.
Ante los partidos embromados de Temperley,
ahí estaba yo
Con problemas para dormir
Y soñando con las tribunas,
expulsados, y goles agónicos.
O insultando jueces de línea,
tirando cintas y colgado del alambrado.
Pero nunca hice la jugada del siglo
ni cabecié al ángulo ni metí un penal clave.
(Final alegre) Pero sí, y esto bien despierto,
al menos pisé la cancha para dar vueltas olímpicas
de ensueño.
(Final triste) Si la única vez que pisé la cancha
fue para ver
Titanes en el ring. 29 de octubre de 1998 a las 10, en el baño, después de soñar.
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