Clarin Digital - Jueves 1 de Junio de 2000
LA OTRA MIRADA: CLAUDIO ISMAIL, FUTBOLISTA, Y GERMAN OROZCO, JUGADOR DE HOCKEY
A pesar de todo
Uno es delantero de Temperley. El otro integra el seleccionado argentino de hockey sobre césped. El año pasado supieron que tenían cáncer. Sufrieron, lloraron y volvieron a jugar.
ANDRES BURGO
Esta nota no se trata, básicamente, de goles, amagues, hazañas deportivas ni pases millonarios. Esta nota presenta a dos deportistas que, en silencio y alejados del show mediático, son ejemplos de vida. Claudio Ismail (31) es futbolista de Temperley. Germán Orozco (24) juega al hockey sobre césped en BANADE y la Selección argentina. En 1999 les dijeron que tenían cáncer. A Ismail lo operaron dos veces. Orozco recibió un autotrasplante. Sufrieron, lloraron y maldijeron por la adversidad, pero siempre lucharon. Y este año volvieron a jugar.
POR LA VIDA. Orozco e Ismail no se rindieron. Y ganaron su partido más difícil.
"Sé que no tuve una gripe, pero igual me pone incómodo cuando me dicen que soy un ejemplo", afirma Ismail. Igualmente, este delantero y goleador del ascenso —"hice entre 60 y 70 goles"— tiene en claro que "fue el partido más importante de mi vida. Y lo gané".
Sus problemas comenzaron en agosto de 1999, apenas llegado a Temperley. "Tenía dolores en el abdomen, pero no pensé en algo grave. Mi vieja creía que era un cólico." Una tomografía constató un cáncer de colon e Ismail fue operado de urgencia el 26 de agosto. Todo salió bien. Claro que "recién en setiembre me dijeron que tenía un 30 por ciento de posibilidades de salir".
Ismail intensificó su recuperación en Dallas, Estados Unidos. Aun recibiendo quimioterapia y con el ano contranatura que le colocaron tras la primera operación, Ismail comenzó a correr: "El 20 de diciembre me volvieron a operar para sacarme el ano contranatura". Tan buena fue su recuperación que, entre sesiones de quimioterapia ("recibí entre setiembre y marzo"), volvió a jugar en Primera el 5 de febrero de este año, ante Deportivo Morón. Y el 24 de abril convirtió el gol del empate 1-1 de Temperley ante San Miguel.
"Para el equipo no sirvió de mucho —Temperley descendió de la B Nacional a la Metropolitana—, pero personalmente fue muy importante. Me acordé de cuando estuve internado. Y, en el festejo, mis compañeros parecían amigos de toda la vida", se emociona otra vez.
Como no se trata de una película con final feliz ni mucho menos, sino de la vida ("donde hay dolor hay terreno sagrado", escribió alguna vez el irlandés Oscar Wilde), Ismail deja en claro que "lo peor ya pasó, es cierto, pero tengo que seguir con estudios y controles en forma periódica". A su lado, Orozco, típico pibe sencillo de barrio, asiente a pura emoción. Y cuenta su caso:
"En junio del 99 estaba a punto de viajar con la Selección a los Panamericanos cuando me enfermé. Me mandaban de un médico a otro y supuse algo feo. Luego saltó que tenía un linfoma de Hodking centralizado en el pecho. Era cáncer en los ganglios", recuerda Germán, quien obviamente no viajó a Winnipeg.
En Canadá, el seleccionado mostró una bandera de apoyo en todos sus partidos: "Somos 17, Germán presente". Pero Germán recién iniciaba su tratamiento: "Hice quimio y radioterapia, pero la recuperación no fue ciento por ciento efectiva". Orozco perdió parte de su pelo hasta que el 29 de febrero de 2000 llegó la solución con un autotransplante de médula. "Me sacaron dos ganglios del cuello", comenta.
En menos de tres meses volvió a jugar. Fue hace diez días, el 22 de mayo. Su equipo empató 2 a 2 con San Fernando y Orozco, en un regreso inolvidable, marcó los dos goles. Uno fue de rebote en un corner corto y el otro, ya sobre el final, de penal. "Lo tiraba yo o yo", dice entre risas.
Ahora que está todo bien, Germán tiene el sueño de todos los deportistas amateur: participar en los Juegos Olímpicos. Y, por qué no, Sydney 2000 podría disfrutar de su extraordinaria calidad. No en vano Marcelo Garraffo, secretario de Deportes de la Nación y el más destacado jugador de la historia del hockey argentino, definió a Orozco —además revelación de Clarín en 1998— como "el mejor lateral izquierdo del mundo". Una aclaración: en BANADE es tan decisivo que juega como enganche.
Para que Germán participe en Sydney se deben cumplir tres requisitos: 1) Que la Argentina obtenga la plaza que Sudáfrica aún no confirmó. 2) La autorización de los médicos. 3) Que el técnico de la Selección, Alejandro Verga, lo designe entre los 16 seleccionados. Orozco volvió a practicar con el equipo nacional hace veinte días y, obvio, le sobra ilusión: "Me muero por ir".
Ismail y Orozco, que no se conocían, coincidieron durante la entrevista en muchísimas cosas. "Cuando me dijeron que tenía cáncer lo primero que pregunté fue cuándo volvía a jugar. Sólo pensé en eso", revela Ismail y repite al segundo Orozco. "Al comienzo fui al psicólogo, pero me di cuenta de que estaba bien de ánimo y que no tenía mucho sentido seguir", cuenta Orozco y reitera al instante Ismail.
La recuperación estuvo llena de esperanza, pero también de bronca y angustia. "¿Por qué a mí me tiene que pasar esto?, decía. Pero finalmente pensé que las cosas pasan por algo y que lo bueno tenía que venir", afirman a dúo y les agradecen a sus familias, amigos, compañeros, directivos, médicos, novias —Claudio sale con Paulina y Germán, con Alejandra— y a "todo el mundo". Ismail y Orozco lloraron mucho y aún lloran. "Día por medio", confiesa Claudio. "Estoy más sensible que nunca. Me ponen mal los hospitales, las personas con problemas de salud y otras cosas. Antes me hacía drama por cualquier cosa. Hasta cuando me tocaban bocina. Ahora tengo otro concepto de la vida. Y la disfruto más", dice Ismail. Orozco asiente: "Me pasa lo mismo".
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