Cuando en el comentario de la semana insinuábamos que algunos jugadores parecían no comprender lo que implica ponerse la camiseta de Temperley en este tipo de partidos, lo podemos afirmar ahora con todas las letras. No sabemos si es desánimo, falta de motivación o directamente que no les interesa estos partidos. En cualquier caso deberían mostrar un poco mas de respeto por la gente que, pese a todo, los alentó hasta el último minuto.
No podemos atribuir esta actuación a problemas económicos de los jugadores, los cuales mas allá del insólito paro que realizaron el pasado martes, cobraron dos meses de sueldo el jueves y hoy están al día, algo que seguramente con muy pocos equipos del ascenso sucede, tampoco podemos atribuirlo a una manifiesta superioridad de los adversarios, porque ningún equipo de los que enfrentamos en los últimos partidos, con la excepción de Almagro, mostraron nada para destacar.
Desde aquí no alentamos la violencia dentro del campo de juego, pero pensamos que los jugadores deben hacer sentir el rigor de la marca a sus adversarios y en situaciones como esta, donde un equipo no se juega demasiado, el orgullo debiera llevarlos a poner la pierna como si jugaran la final del mundo. Un hecho sintomático es que a Temperley en los últimos partidos no le están amonestando jugadores, situación que es clara evidencia que para los jugadores estos partidos no importan demasiado.
Quizás no debiéramos generalizar, hay casos como el del "Turco" Ismail o el "Negro" Lencina que son dignos de destacar, corrieron cada pelota como si fuera la última y paradójicamente jugadores que no son del club, mostraron un orgullo y una entrega por la camiseta que la mayoría de sus compañeros no evidenciaron.
También conspiró en esta actuación fallida lo mal parado que estuvo el equipo, especialmente en defensa. Se intentó hacer una línea de tres, pero como los volantes no marcaban, cada jugador de Arsenal que picaba al vacío, lo hacía solo y sin marca, para colmo Zamuner pifiaba cada pelota que venía por su sector y Smigiel y Rodríguez estuvieron todo el partido chocando entre si y sin saber donde pararse. Excluimos de la crítica al pobre de Campodónico que hizo lo que pudo frente a compañeros que parecían estar jugando para el rival. Honestamente no sabemos cual es la intención de Flotta en estos partidos pero si lo que busca es perder uno tras otro al hilo, el objetivo lo está alcanzando y con creces.
Del partido en si mismo no hay demasiado por decir, el primer minuto de juego fue una gota de muestra de lo que sucedería en los restantes ochenta y nueve. En la primer jugada del partido pique al vacío del único delantero neto que puso Arsenal en la cancha, nadie lo marca y Campodónico se queda milagrosamente con la pelota en un mano a mano solo frente al rival, en la contra gran apilada de Ismail que finaliza en un rebote que le cae a Ortiz, solo en el área chica y cabecea una masita al arquero.
Temperley mostraba la misma debilidad ofensiva de todo el campeonato, pero agregaba en este partido una estructura defensiva que parecía un colador. De esta manera sumando errores en todas las líneas comenzaron a llegar los goles de Arsenal. En la contra el Celeste tenía posibilidades pues la defensa de Arsenal también evidenció muchas flaquezas pero la soledad de Ismail hacía que las oportunidades fueran, una a una, desperdiciadas.
Luego del dos a cero, el rival, afortunadamente, levantó el pie del acelerador y comenzó a regular el partido dejando pasar los minutos ante la impotencia de Temperley que no marcaba, ni jugaba ni hacía nada coherente dentro de la cancha. Llegó el tercero casi por decantación y si el equipo de Sarandí se hubiera decidido o hubiera tenido a Monrroy en una tarde mas inspirada el resultado podía haber sido una catástrofe.
En el segundo tiempo Flotta lo mandó a la cancha al polaquito Wisineski quien le dio un poco mas de movilidad al ataque. Pero no se podía pretender que un chico se cargue el equipo al hombro en una situación como esta. El equipo mejoró algo en la mitad de la cancha y en ofensiva, dispuso de varias situaciones de gol pero todas fueron o conjuradas por el seguro arquero Limia, o desperdiciadas increiblemente por los jugadores de Temperley.
Pese a todo lo que sucedía, la hinchada celeste alentó desde el primer minuto, hasta el último y despidió a los jugadores con un aplauso absolutamente inmerecido en la mayoría de los casos. Desde estas líneas en muchas oportunidades hemos defendido al jugador de Temperley, especialmente cuando luchaba y se mataba en la cancha pese a todas las privaciones. Este año se les dió absolutamente todo, tuvieron todos los elementos, cobraron sus sueldos, entrenaron en lugares respetables, hicieron entrenamientos en doble turno, tuvieron asistencia médica permanente y siempre al lado de ellos hubo un grupo de dirigentes apoyándolos en todo. No se puede pedir que un jugador que no tiene condiciones técnicas juegue bien, pero si debemos exigir que se mate en la cancha y defienda a muerte la camiseta Celeste cosa que muchos no están haciendo.
Recordamos cuatro años atrás cuando nos estábamos por ir al descenso en el Nacional B en un partido frente a Chicago en el cual el equipo de Mataderos nos estaba dando en el Beranger un "baile" bárbaro y nos ganaba dos a cero. A la tercera vez seguida que lo hicieron pasar de largo a "Tito" Velázquez, le pegó un patadón a un rival y lo hizo dar vuelta en el aire, "Tito" se fue expulsado y llorando de la cancha. Mas allá del error de pegarle a un rival, ese tipo de actitudes mostraba de que madera estaba hecho Velázquez y que ante la impotencia, por lo menos, mostraba que tenía sangre en las venas, algo de lo que la mayoría de los jugadores de Temperley careció en el día de ayer y en los últimos cuatro partidos.
Lamentablemente hay una reglamentación de AFA que obliga que dentro de los dieciseis jugadores debe haber, una determinada proporción de profesionales, para evitar las ventajas deportivas (Temperley no se juega nada pero los rivales como ayer Arsenal y el sábado que viene Chicago se están jugando mucho), pero si esto no fuera así se debería probar con algunos jugadores de inferiores, los cuales seguramente dejarían absolutamente todo para mostrar que merecen una oportunidad y un lugar en el plantel profesional Celeste
Es por eso que, como conclusión, no nos asustemos si el técnico actual, si es que se queda, o el que venga piden diez o quince jugadores. La cantidad ideal para conformar un plantel competitivo es de entre dieciocho y veinte jugadores profesionales que, como principio, tengan ganas de vestir la camiseta celeste y la defiendan a muerte. Situación que muchos de los actuales jugadores no están demostrando y seguramente lo pagarán no jugando nunca mas en el primer equipo del club.
No hay comentarios:
Publicar un comentario