En anteriores oportunidades fue la anemia ofensiva del Celeste la que produjo, pese a la actitud, que no se pudiera lograr un resultado positivo de local, en este partido los errores defensivos y la actitud especulativo del planteo técnico le impidieron a Temperley sumar de a tres en condición de local.
Una noche agradable, mucha gente en la tribuna y en la platea, un rival accesible y todo para ganarlo. Nuevamente no pudo ser.
El arranque mostró a un equipo que trató de pararse en campo rival, forzando el error de la defensa visitante, gracias a esta presión se forzó un tiro libre desde la puerta del área que Pajón ejecutó y desvió por escasos centímetros.
Sin embargo, como siempre sucede, el arranque ofensivo fue un espejismo. Poco a poco, el equipo se acomodó a lo de siempre. Luis Rodríguez y Pajón comenzaron a estar mas preocupados por marcas a Harkes, de buen partido, y Aquino que de atacar, Quevedo y Núñez quedaron desconectados del resto de sus compañeros y al pobre Caballero, solo le llegaban cascotazos.
El partido entró en la medianía habitual de los partidos de local, el Celeste no sufría en su área pero tampoco lograba desnivelar. El visitante, a través del mencionado Harkes y el trajinar de Orfila manejaba mejor la pelota pero adelante ni Katip (quien lo ha visto, y quien lo ve...) y Bazán Vera lograban superar a la defensa local.
Lo del Celeste era pelotazos de cuarenta o cincuenta metros para que Quevedo y Núñez trataran de pelear contra la inferioridad física y numérica de la defensa visitante.
Parecía que nada iba a pasar hasta que Rodrigo Salomón quiso cortar un pase de Primerano y pasó de largo dejando solo, mano a mano nada menos que a Bazán Vera quien definió como lo que es, un goleador. Uno a cero.
Temperley buscó la desesperada, pero un equipo defensivo, cuando trata de transformarse en ofensivo repentinamente, no le sale, y no le salió. Fueron centros, alguna arremetida de Giannunzio y poco mas. Sobre el final un cabezazo de Ratto fue bien contenido por el arquero visitante. Poco para tratar de empatar.
En el inicio del complemento Barrella mandó a la cancha a Impallari en lugar de un desconocido Ratto.
Una reflexión sobre este cambio. Sin dudas que fue acertado pero nos preguntamos, ¿No debe Temperley ganar de local?, ¿Sirve empatar en el Beranger?, si este es el objetivo del cuerpo técnico, no lo entendemos. Si el equipo PUEDE salir a buscar el partido, como lo hizo en los primeros veinte minutos del segundo tiempo, no podemos comprender porque motivo no se pudo salir con este planteo desde el mismo minuto inicial del partido. Se regaló un tiempo y se pagó con el empate.
Como decíamos, el Celeste salió con todo en la etapa complementaria y el rival no hacía pie, Nuñez y Quevedo rotaban y lograban superar con facilidad a Orfila, Impallari y Caballero en conjunto tenían otra presencia en el área y lo mas importante de todo, Luis Rodríguez y fundamentalmente Pajón jugaban de cara al arco rival.
El empate llegó a poco de iniciado el complemento en la mejor y quizás la única jugada colectiva del partido, gran pase de Pajón por encima de la cabeza del marcador para Quevedo, el volante que, con cabeza levantada desborda por derecha y lanza un preciso centro atrás para que Impallari, de primera, cambiara el palo al arquero, era uno a uno y parecía que era de Temperley.
El Celeste, con pocas ideas por cierto, pero con una clara vocación ofensiva buscaba desnivelar, sin lograr generar situaciones de real peligro, pero la gente cantaba y se ilusionaba.
El visitante, logró salir del asedio y tuvo dos claras, primero un desborde de Harkes por izquierda tras un doble error de Pajón y Giannunzio, encontró solo a Primerano que desvió su remate, luego un tiro desde afuera de Gutierrez que Crivelli desvió al corner.
El partido era de pobre nivel, pero emotivo, y en estos casos, son las individualidades las que terminan definiendo. Son los jugadores que sacan agua de las piedras.
Tras el corner, un largo envío de Crivelli encontró en la mitad de la cancha a Maxi Núñez, el "3" visitante fue al bulto, Maxi se la tiró por un costado del cuerpo, y corrió por el otro quedando con la pelota, corrió por la derecha cuarenta metros a toda velocidad, cuando el arquero dio el paso adelante para tapar el centro a Quevedo que entraba solo, Núñez le pegó al segundo palo abajo tomando al arquero a contrapié, Dos a uno y delirio por el golazo.
La ventaja y el rival daba para seguir en actitud ofensiva, el rival se caía a pedazos. Al igual que Temperley en la etapa inicial, había planteado el partido para defender, y de golpe tenía que atacar sin lograr hilvanar jugadas.
Sin embargo, el propio Temperley le facilitó la tarea. Barrella vuelve a acomodar al equipo para defender, saca a Caballero pone Micheli y el equipo vuelve a perder la brújula. Se aislan los delanteros y los defensores, comienzan a quedar desacomodados.
Como decíamos hay jugadores que sacan agua de las piedras, bien lo sabemos los hinchas de Temperley que Bazán Vera es uno de ellos, en una duda de la zaga central Celeste, la pelota le quedó al "9" visitante en la puerta del área y le pegó fuerte arriba, al palo izquierdo de Crivelli, palo y adentro, dos a dos.
Temperley nuevamente desacomodado, parado defensivamente, tuvo que salir a cambiar pero no pudo torcer la historia. El ingreso de Revainera, por un agotado Pajón no tuvo influencia en el juego, sin embargo el Celeste, casi lo gana. Un cabezazo de Salomón en el palo a poco del final pudo haberle dado la victoria.
Las conclusiones que sacamos de este partido son que, por un lado, el equipo jugó uno de sus peores partidos en función defensiva, sin embargo no sufrió tanto por las limitaciones del rival, por el contrario en ofensiva quedó demostrado que, cuando quiere, puede. El problema es que no siempre se quiere.
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