En un deporte colectivo, cuando un equipo supera a otro por dos goles pero en partido en el cual por jugadas de gol el Celeste perfectamente pudo haber ganado por cuatro o cinco goles de diferencia, puede sonar chocante, o llamativo decir que el factor decisivo de un triunfo fue un solo jugador. De hecho en Temperley hubo una gran tarea de Luis Rodríguez, una buena labor de Giannunzio, una atajada fundamental de Crivelli, pero el distinto, quien hizo las dos asistencias, quien desniveló el marcador y en definitiva quien marcó la diferencia fue Gustavo Núñez.
El chiquito ex Estudiantes de la Plata, apareció en los momentos justos y con su cambio de ritmo, velocidad y habilidad desniveló a la defensa local y puso la diferencia justa en el partido
Barrella trató de conservar la mayor cantidad posible de jugadores y de estructura respecto al equipo que venció a Los Andes tratando quizas de mantener el envión y el funcionamiento de ese encuentro, sin embargo no hay dos rivales iguales, no hay dos partidos iguales y en este caso, no hay dos terrenos de juego iguales.
El piso tenía varios sectores inundados en especial los dos laterales a la altura de la zona central y la mitad de la cancha, y en el centro de la cancha y en las áreas bastante barro, las zonas donde mejor estaba era en el sector de los cuatro corners. Esta situación pareció complicar mucho a los dos equipos en especial en la etapa inicial, donde los jugadores parecían no hacer pie.
El partido era un concierto de resbalones errores en los pases, pelotas a dividir y situaciones donde tras dos pases el tercero indefectiblemente iba a un rival.
En el local, el enganche Pratto trataba de tomar la manija del partido pero no encontraba compañía, el Celeste parecía en todos los sentidos, empantanado. Solo la clase de Sosa, para tratar de salir jugando, incluso en lugares donde era muy dificil hacerlo, y la combatividad de Giannunzio constituian elementos para destacar. El chico de Santa Teresita Luzky y Núñez no lograban entrar en contacto con el balón y quedaban muy lejos de los volantes.
El local pese a parecer levemente mas adaptado al terreno no generaba demasiado riesgo, salvo por una apilada por derecha de Gómez, aprovechando uno de los pocos sectores secos de la cancha pero no la terminó bien.
En el Celeste se sumaba a las complicaciones del campo la lesión de Molina quien debió salir (se le trabó la rodilla en el barro tras un camisetazo de Oltolina y sufrió un esguince de rodilla).
El partido era trabado, mal jugado y sin situaciones de gol, pero poco a poco, la lucha de Giannunzio y Luis Rodríguez fue presionando cada vez mas a un mediocampo y una defensa local que, cada vez se equivocaba mas.
No había aparecido demasiado Núñez en el partido pero tras una habilitación de Pajón, que había ingresado por Molina, enganchó entre dos jugadores por derecha desbordó y lanzó un centro a media altura donde Luis Rodríguez, anticipó a sus marcadores y casi de palomita, abrió el marcador.
En el inicio del complemento el Celeste la pasó mal. el local sin nada de futbol, pero adelantando todas sus líneas llenó el área de centros y complicó a una defensa que solo atinaba a pegarle de punta y para arriba. La mas clara fue cuando a los 12' tras un corner desde la derecha, cabeceó Banegas, la peinó en el camino Zuleta y Federico Crivelli la descolgó de un ángulo.
Todo se complicaba porque el equipo no hacía pie, pero fue Maxi Núñez nuevamente quien frotó la lámpara y destrabó todo. Arrancó en diagonal desde la mitad de la cancha por derecha, cuando Russo y Seevald dieron el paso adelante, el ex Estudiantes se hizo un autopase y en velocidad pasó entre los dos, hasta desbordar por izquierda, lanzó el centro y Quevedo, que entraba solo por el centro del área amplió el marcador.
Ahi comenzó otro partido. Cambaceres perdió el poco orden que mostraba y se fue al ataque en forma descontrolada, generando algunas llegadas como un par de cabezazos de Benitez y un remate de Zuleta , pero de contra el Celeste tuvo cuatro situaciones muy claras, un par de Nuñez, una de Quevedo y en el final, cuando ya Temperley se había quedado con diez por la expulsión de Micheli, Caballero que había ingresado por Luzky también tuvo la suya pero salvó con una mano el arquero González.
Fue un buen triunfo del Celeste, importante pues se mantiene el envión anímico tras la victoria en el clásico y porque, poco a poco, se va logrando ubicar al equipo en posiciones mas cercanas a las esperadas.
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