
Esta es la imagen que hoy nos dio José Barrella. Un técnico cabeza dura que, trata de cambiar una historia insistiendo con sus esquemas y sus errores. Frente al evidente fracaso de este esquema con estos mismos jugadores y esta misma actitud, el técnico, no cambia insiste con lo mismo y paso a paso, se va aproximando solo, sin que nadie lo empuje a un precipicio que solo lo puede salvar un triunfo frente a Los Andes.
Preguntarnos que buscó Barrella en este partido, es casi un insulto a la inteligencia de los hinchas Celestes. En los cuatro partidos anteriores el equipo jugó decididamente mal, sin sorpresa, ni nada parecido al fútbol. No podemos decir que el equipo o su conductor buscó algo distinto pues fueron los mismos jugadores, con el mismo esquema que, como es lógico decir, tuvieron como resultado el mismo rendimiento.
La diferencia respecto a partidos anteriores, es que en esta oportunidad el equipo no tuvo la tranquilidad defensiva de otros encuentros. Un rival con problemas y muchas limitaciones que solo ingresó al área celeste en cuatro oportunidades, le metió tres jugadas claras no concretadas y un gol. Sin dudas la figura del Celeste fue Lisandro Mendoza quien salvó en algunos casos en forma casi milagrosa, la valla local frente a los errores y horrores de la defensa.
Comentar el primer tiempo de Temperley se puede resumir en una sola palabra: Espantoso. El equipo no hilvanó una sola jugada de peligro, ni mucho menos una sola jugada asociada que arrimara al equipo cerca del área rival. El Celeste no jugó a nada y el rival, con muy poco, era superior. Francés le copó la parada a Giannunzio en el medio, Cortes superaba con facilidad a Molina cada vez que lo encaraba y solo la inexistencia de peligrosidad en

Pero bastó que Cortés gambeteara con facilidad a Molina por enésima vez, que toda la defensa quedara a contrapié y Díaz no llegara a cerrar el centro para que con un taco Minadevino abriera el marcador. En ese momento se podía decir que abría el marcador el equipo que mas lo buscaba.
¿Temperley?, seguía sin jugar a nada y marrando cada una de las pelotas paradas pues, en todos los casos, los centros fueron a la altura de las rodillas de los atacantes. Algo que es dificil de creer.
"Pagaron el pato" Gozzarelli y Díaz, siendo reemplazados en el complemento por Caballero y Quevedo, pero cualquiera de los otros ocho jugadores de campo que hubiera salido, también hubiera estado bien.

Defensores mostraba muchas debilidades a la hora de defender, en especial las pelotas cruzadas desde la izquierda del ataque Celeste, el aviso fue un centro de Quevedo, un tanto llovido al cual Caballero, solo, no pudo darle fuerza a su cabezazo y el mismo salió debil a las manos del arquero, sin embargo pocos minutos después otro centro de Quevedo con toda la defensa visitante mirando encontró solo a Impallari, el arquero Kadikevich, en la desesperación de taparlo, salió con los tapones de punta hacia la humanidad del delantero Celeste convirtiendo penal y ganándose la expulsión.

Era un incendio la cancha que, en cierta forma, se mitigó con el gol de Sosa. Otro centro desde la izquierda le cayó a Caballero quien bajó la pelota, le quedó larga pero en la línea el juvenil defensor Sosa marcó el empate. Tras el festejo, volvió el repudio que siguió hasta que el último jugador Celeste abandonó el terreno de juego.
Mal partido de Temperley, mal planteo del técnico y mala actuación de los jugadores. ¿Es posible revertir esto?, no lo sabemos, pero de lo que estamos seguros es que el camino para recuperar a este equipo está muy lejos de lo que hoy se intentó.
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