
Jugó, luchó, sufrió y festejó. Así puede resumirse la agónica victoria de Temperley por 4 a 3 frente a Defensores de Cambaceres en el Beranger. Aquel gol de Sergio Escalante a tan solo tres minutos para el final sirvió para sellar una merecida victoria en un partidazo que contó con la in

Todos los estadios paso el Gasolero antes de poder celebrar bajó la lluvia. Porque de ir ganando 3 a 1 con un hombre de más a 20 minutos del final, sufrió más de la cuenta, se lo empataron y hasta casi se lo ganan. Sin embargo, cuando el empate parecía sellado, llego el frentazo de Escalante para desatar la locura del pueblo gasolero. Más allá de los vaivenes de un partido que tuvo todos los condimentos, el resultado fue justo.

Temperley volvió a mostrar tal como hiciera ante San Telmo, atributos que invitan a soñar con la recuperación futbolística. De hecho, por momentos mostró un interesante juego colectivo que le permitieron generar varias jugadas de riesgo, que en caso de haber convertido no le hubiesen hecho sufrir tanto para quedarse con la victoria. Sin embargo, en la cuenta del debe quedaron algunos desacoples defensivos que le permitieron al equipo de Ensenada estar varias veces en chances netas de gol, sin haber hecho mucho en el trámite del encuentro. Esos errores se pudieron ver ni bien arrancó el partido, con aquel gol de Parra al minuto de juego.
El Cele entró dormido y lo pagó con un gol desde el inició. Pero contrariamente a lo que podía esperarse, esa desventaja no generó una mayor confusión, sino por el contrario. Temperley no perdió la calma y las ideas afloraron enseguida. Fue así que en cinco minutos dio vuelta el partido y lo puso 3 a 1 a su favor. Primero con un toque de Stalteri tras una guapeada de Salomón.
Después, a través de Núñez que fusiló al arquero tras un exquisito pase de Stalteri. Y por último con una bolea de Salomón a la salida de un corner. Con juego asociado, actitud y una movilidad trascendental tanto de Pabl

Primero con un gol suyo a través de una linda media vuelta y luego con un centro

Comentario de Neri Carrica - Fotos Sebastián Bonaudi
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