
En el comentario sobre el pasado partido frente a Italiano, terminábamos diciendo que no había ninguna otra cosa que festejar mas que el resultado. De alguna manera anticipábamos que el camino del cambio que se está emprendiendo en la estructura del equipo no va a ser fácil, ni mucho menos. En la práctica suponíamos que los chicos que están haciendo sus primeras armas en el equipo iban a tardar unos partidos en consolidarse, y los "grandes" que llegaron también iban a tener que pasar por un período de adaptación física y futbolística.
En el partido de anoche, todo lo que lógicamente podía llegar a salir mal, salió mal e incluso, todo aquello que suponíamos que podía llegar a ser el fuerte de este equipo, en su in

Ponderamos la semana pasada, como una de las virtudes de Temperley el modo en el cual se había trabajado en pelotas paradas en ofensiva. Los centros "picantes" sobre el área contraria fueron el arma de ataque mas importante del equipo. En este partido, el Celeste bebió su propio veneno pues, mas allá del tercer gol convertido a un equipo ya descontrolado, Atlanta definió el partido con pelotas paradas y aprovechando quedos en el sector defensivo, sufridos por el Celeste mucho mas por errores propios que por virtudes ajenas.
Es que, a priori, con volantes y delanteros de baja estatura como Primerano, Ramírez, Dundo y Mazzuco no había demasiadas opciones para marcar en un tiro de esquina mas allá de los marcadores centrales y del "9" Javier Molina. Sin embargo al Celeste, como dice el gran Diego, se le escapó la tortuga y apenas transcurrido un minuto de juego, uno de los marcadores centrales del local, un par de metros afuera del área chica conectó de cabeza anticipando a Virardi, la pelota que pasó entre varias piernas de jugadores de ambos equipos y sorprendió a Astrada que se arrojó sin poder evitar la apertura del marcador.
Tras este gol sucedió algo muy parecido a lo que vimos la pasada semana, el equipo no asimiló el golpe y quedó desconectado durante la primera media hora. Mas allá que algunos protagonistas habían cambiado, el efecto fue el mismo pues a Giannunzio parecía que la cancha le quedaba demasiado grande para cortar los circuitos de juego del local, Nieto y Molina tenían escasa colaboración en la recuperación y no lograban hacerse de la pelota, Diego Figueroa pasaba inadvertido y los delanteros luchaban en desventaja y perdían.

El juego se desarrollaba en campo de un Temperley sin poder de reacción y equivocaciones diversas en defensa. El Bohemio no llegaba mucho pero cuando lo hacía, lastimaba. Un remate de Ramírez fue desviado al corner por Astrada y sobre los '26 una habilitación de Javier Molina dejó a Ramírez mano a mano quien definió muy mal tratando de picar sin éxito el balón por sobre Astrada.
Recién sobre los '30 Temperley, mas a fuerza de corazón que de fútbol logró equiparar el trámite. Una buena jugada de Figueroa por izquierda dejó a Nieto en velocidad dentro del área con una muy buena chance para convertir pero el mediocre árbitro Faraoni se "olvidó" de aplicar la Ley de Ventaja. Minutos después otra chance para el Celeste que nació de o

Sobre el final, una mala salida entre Rodríguez y Giannunzio posibilitó que Javier Molina quedara nuevamente mano a mano con Astrada, mérito del arquero Celeste que, con mucha velocidad achicó el arco al delantero que la tiró por arriba de su cuerpo desviando el remate. La sensación que todos tuvimos al finalizar la etapa inicial era que Atlanta le había hecho precio al Celeste.

Los primeros treinta minutos del complemento fueron todos de Temperley. Pero mas allá del estéril dominio del Celeste el equipo mostró en esta etapa toda su impotencia para generar situaciones de real peligro y, en las escasas oportunidades que lograba llegar con posibilidades, falló en la definición.
Rodrigo Stalteri se mostró muy movedizo en los primeros minutos, generando un par de oportunidades, en particular una media vuelta que se fue muy cerca del palo izquierdo de Mendoza. Un centro del mismo Stalteri encontró a Walter Molina solo pero el volante cabeceó débil a las manos del arquero. Atlanta trataba de enfriar el partido haciendo transcurrir los minutos y el Celeste, atacaba pero con muy pocas ideas. Igualmente algunas chances llegaron, la mas clara fue un desborde de Figueroa por derecha quien lanzó un centro rasante que recorrió el área chica de Atlanta a medio metro del arco sin que nadie atinara a empujarla.

Temperley iba y Atlanta en la contra no lastimaba demasiado, sin embargo la definición iba a llegar del modo mas impensado. Un centro desde la derecha ejecutado por Mazzucco al segundo palo, superó a todos, incluido a Astrada y por detrás nuevamente Javier Molina cabeceó al gol. Iban treinta minutos del segundo tiempo y mas allá de lo sucedido la pasada semana, nada hacía prever que en esta oportunidad se podía cambiar el destino de este partido.
Ya había ingresado Mauro Navas en lugar de Walter Molina quien salió acusando una lesión. Temperley iba emocionalmente al ataque, generaba chances como una chilena de Stalteri salvada por Mendoza pero cada vez se descuidaba mas en defensa. Un error en la salida de Giannunzio produjo un contragolpe, con superioridad numérica Atlanta que puso a mano a mano nuevamente con Astrada a un jugador propio, en este caso Dundo y el volante, en este caso y a diferencia de sus compañeros definió muy bien dando cifras definitivas al partido.

Finalmente, no podemos dejar de señalar el espectáculo que ofreció la hinchada Celeste, desde el mismo comienzo del partido hasta varios minutos después de finalizado el mismo sin detenerse en el entretiempo. Bombos, trompetas, cantos y un aliento incesante que, si bien no tuvo su premio merecido en el resultado, volvió a demostrar claramente que es Temperley. Los mismos jugadores Celestes terminaron aplaudiendo a su hinchada cuando se retiraban. Un gesto que marca claramente lo que sucedió dentro y fuera del campo de juego.
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